miércoles, diciembre 26, 2007

Era libra como yo.


Ayer no sentí ganas de levantarme, hable un rato por MSN y después volví a dormir, me pare a comer comida recalentada de la casa de Ani y a dormir, a las once y cinco de la noche sonó el teléfono, mi tía Norma para decirme que mi abuelito había fallecido, subió un nudo por mi garganta y pregunte si podrían venirme a buscar, ella me pregunto por mis padres y yo con una negativa le dijo que regresaban el cuatro de enero, con un suspiro me dijo que tomara un taxi ella lo pagaría en la casa del abuelo. Toda somnolienta tome una toalla y entre a la ducha rápidamente, busque un vestido negro y sobrio del armario, mi cartera y salí a caminar hasta encontrar un taxi, me decía constantemente: no llores, no llores. Me lleva a Betania, dije más de cinco veces, y el sexto taxi se apiado de mi cara de tristeza, dijo: sube. El camino fue corto, abrí la ventana, quería sentir el aire en mi rostro, para secar las lágrimas: no llores, no llores. Al llegar vi a mi abuelita sentada en un extremo de la mesa con la cabeza baja, mi tía y prima Paula en el otro extremo llamando a las funerarias, yo no supe que decir, y pensé que no había nade que decir, salude a todos y me senté en un rincón, mis ojos comenzaron a llorar y yo les decía que no lloraran no quería ser débil, en un momento salio un primo que tenia cuatro años de no verle, me saludo con un abrazo fuerte: tu abuelo esta en el cuarto, en ese momento volví a sentarme y me dije que era mejor no verlo pero al cabo de unos minutos mi morbo salio, me levante por inercia y camine al cuarto, cuando entre estaba la cama de hospital al final con un cadáver sobre ella, mi abuelito, lo vi con una venda alrededor de la cabeza para que no se cayera la mandíbula, los ojos entre abiertos, se le había chupado toda la piel y sólo quedaba algo pegado a los huesos, en ese momento rompí a llorar desconsolada y pensé que era una nieta ingrata, nunca estuve con él, sólo lo recordaba en las fiestas dando chichas de nance o tamarindo o con su carrito blanco cuando me recogía en las clases de vitrales. Entro mi abuela y me vio al pie de la cama, se acerco a él, tomo su brazo y le dio un beso en la frente yo no puede contenerme y solloce más de lo normal, me miro con ojos llenos de lagrimas y dijo que estaba muy feliz de verme tan grande y bella, yo le dije que me sentía muy triste e ingrata por no estar nunca a su lado, la abrasé desconsolada ella dijo que me quería y estaba orgullosa de mi y mis logros, no era ingrata, era una persona que estaba siguiendo un camino, y rompí en llanto eso no ayudo porque ella también comenzó a llorar, me abrazo tan fuerte que pensé que me rompía: abuelita te quiero mucho.
Esperamos dos horas para que llegara tía Carmen de Santiago, faltaban dos hermanos, mi padre en Estados Unidos y mi tía Roxanna en Colón esperando a Daniel que llegaba a las cinco de la mañana del crucero donde trabaja. Cuando llego Carmen, se llamo a la funeraria para que viniera a buscar el cadáver, y en un lapso de 15 minutos llegaron, antes de llevárselo, mi tía propuso hacer una oración alrededor de él, yo tengo muchos años que no uno mis manos para rezar pero lo recordé como si nunca lo hubiera dejado de hacer, uní mis manos una con la otra y rece el padre nuestro junto con mi familia, al rezar la voz se me quebraba un poco y trataba de hablar bajo para que no se dieran cuenta de mi llanto pero creo que a nadie le importo, lo vi por ultima vez y no lo puedo olvidar, sus huesos delgados y su cara flaca con la venda para que no se le cayera la mandíbula mi abuela le termino de cerrar los ojos que estaban entre abiertos y solté un suspiro de dolor, me reprimí tanto el llanto y cuando llegue a casa llore sin parar en mi almohada, siento mucha pena y culpa, no pude estar con él en sus últimos momentos y me siento muerta por dentro, si antes no me gustaba la navidad ahora la odio con todas mis fuerzas, ¿por qué mis padres no están?

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Aldoux dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fran E. Herrera dijo...
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Fran E. Herrera dijo...

Fran E. Herrera dijo...
Hay que a aprender a recordar con dulzura y piedad. Paciencia el tiempo nos dara a todos sosiego para recordar con ternura y drenar temporalmente el dolor, pausadamente.

te quiero linda,

Fran