Este año a sido un año de aprendizaje y enseñanza de ambos lados de la moneda, para mí y de mi pare ellos. No sé quienes son ellos, pero alguien debe haber ó por lo menos eso creo. Algunas personas cercanas me dijeron que, el dejar los elementos de placebo hacia mi cuerpo es algo espiritual, mi jefe me cuestiona que no tome café, ni fume cigarros y mucho más que no le de al faso y la verdad no supe que contestar, sólo mostré una simple sonrisa, una de esas que se ven las encías muy grandes y rosadas.
¿Será el taller de mi maestro ó la fascinación por el dibujo y la forma? No lo sé, pero no me interesa saber, sólo sé que no me hace falta, por lo menos por ahora, espero que continué así durante algún tiempo. También debe ser mí formula mágica para mezclar los colores, como digo siempre: todo de panza y mucha panza, jaja. Mi vida es sólo de panza, casi nada lo planeo, me entrego a los sueños sin pensarlo y aunque mi pequeño corazón de porcelana china a sido roto una y otra vez, lo sigo entregando sin miedo, por momentos tengo dudas pero al final que puedo hacer, esa soy yo, insensata, ansiosa y muy ridícula. Me encanta ser ridícula, tenerle miedo a las cucarachas y jugar con mi hermosa Nikita, la que sabe todos mis más profundo secretos.
Muchas veces es mi heroína vestida de pieles blancas, me protege contra las monstruosas cucarachas que corren de un lado a otro y ella con sus hermosa garritas de niña rica las aplasta sádicamente sin matarlas, después las sumerge en sus peludos labios gatunos y se pasea por el living diciendo: miren, soy Nikita la que juega con las cucarachas aunque ellas no quieran.
Hace unas noches estaba durmiendo sin Nikita y apareció una ENORME cucaracha implacable y muy chocolate, al yo tratar de conciliar el sueño ella me sorprende y yo salto de un lado a otro piso todo a mi paso y grito sin parar, no sabia la hora, ni el día, ni el mes, sólo sabia que tenia que correr pero no sabia donde, y en ese momento llega él, un caballero casi dormido, pero despierto por mis estruendosos gritos, a salvarme con un vaso de mermelada sin mermelada, la atrapo en su capsula de cristal y mirándome desconcertado y muy serio la tiro por la ventana y yo lo único que pude cuestionar era si el vecino de abajo sufriría el mismo trauma de la cucaracha en su cara. Gracias caballero.
