domingo, diciembre 31, 2006

El día que murió Saddam

Yo: Te das cuenta de lo que estas diciendo, es una contradicción grande. No exsiste ningún problema si Eric ó Mario son homosexuales, los aceptas y los quieres porque son tus amigos.
Pero. Si Melissa es lesbiana ó bisexual, te molesta, ¿por qué?
Porque es tu hermana, si algún miembro de tu familia es gay, ¿estaría mal?

Déjame entender: es correcto si alguien, fuera de tu familia es gay, pero de ser tú hermana, si estaría mal visto por los demás. No lo aceptarías.
¿Por qué pones como excusa a los demás? Que, solo te importa “el que dirán”.
Depender de las opiniones públicas es una enfermedad que sufre el noventa y nueve por ciento de las personas y ese es tu problema, dependes del juicio de los otros.

“La iglesia”, pensé que nunca lo traerías a colación, si, si. Dios hizo al hombre y a la mujer, ósea ¿el ser gay es una abominación?
No te enojes, soy sarcástica porque quiero que te des cuenta de tu forma de pensar. Como te dije anteriormente “es una contradicción”.
Recuerda que la iglesia también dice: no tomes drogas. En ese caso ¿cómo haces?
Fumar marihuana y tomar cocaína ¿es malo para ti?

Clara: …

Yo: Mira, yo no soy ningún modelo a seguir, pero al menos te pido que no seas hipócrita. Cuando sales y te drogas terminas besándote con todas tus amigas, hace una semana te vi con Ana y parecían mucho más que “amigas”.
Sabes, que a mi no me puedes mentir, yo he estado presente en muchas situaciones y precisamente te digo todo esto porque estoy conciente de tu comportamiento y forma de ser.

Clara: Tú nunca vas a poder entender el peso que tengo sobre mis hombros, mi familia.

Yo: ¡Tu familia! Cierto tienes que ser lo que ellos quieren ó peor aun, tienes que aparentar lo que ellos creen, que eres.
Hace dos días mi prima se graduó del secundario, yo la ayude con los preparativos de la cena y le pedí a mi mamá que me llevara algo de ropa para poder cambiarme. Ella me llevo unos jeans y una camisa que me había regalado para navidad. Mientras me cambiaba, Mariesa entro a la habitación y se quedo hablándome mientras yo terminaba de alistarme. Cuando me maquillaba, comento sobre los tatuajes que tengo en la espalda y me cuestiono si saldría así a la cena.
Yo de una manera muy amable le conteste que los tatuajes son parte de mí y me tienen que aceptar como soy, porque no puedo aparentar algo que ellos quieren que yo sea.
Desde ese momento no me dijo mas nada y seguimos hablando de trivialidades.

Yo adoro a mi familia, los respeto y comprendo que las generaciones cambian, pero no puedo dejar que ellos se impongan en mi vida. Mi vida es mía, y mi cuerpo también. Ellos deben aceptarme como soy porque me aman e igualmente tengo que aceptar sus creencias y forma de ser. De ambos lados hay que aprender a ser tolerantes.

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