viernes, abril 18, 2008

Lo mortificante que puede ser para una mujer su peso.


Esa película de Indiana Jones, donde viaja a la india y descubre un templo dentro de otro templo, creo que se titula El Templo de la perdición. El sueño se desarrollo en el túnel de los insectos, hay un fragmento donde Jones camina por un pasillo oscuro el y su pequeño ayudante quedan encerrados en una cámara continua, su única salida es la galante chica de la película que obviamente no puede faltar, ella entra siguiendo a Indiana con el único fin de reclamarle no quedarse para hacerle el amor, típico de la mujer, reclamos y suplicas sólo para conseguir objetivos. Los sigue y al encontrarse en el túnel nota algo raro, en su mano siente los pequeños pasos de un gusano con más de cien pies. Indi necesita de ella para accionar el botón de salida, es cuestión de segundos y ella debe meter su preciosa y blanca mano en un hoyo negro que rebosaba de zumbidos aterradores: zuuuuuuu, zuuuuuuu. En mi sueño el protagonista era Keanu Reeves pero no vestido de Neo sino de “La casa del Lago” una de las peores películas de Keanu. Y los insectos se me hicieron gratos aunque fuera en sueños. Hace poco más de un año mi sicoanalista dijo: sos una soñadora de día y noche. Y trabajo durante meses para hacerme entender que los sueños son sueños y al no verlos realizados las desilusiones son mayores. Ahora me doy cuenta que no fue culpa de mis sueños sino del ego. Es el ego que habla sin parar, en ocasiones hace historias creyendo hacerlas realidad. Es más divertido hablar con mi inconsciente sobre sueños de Keanu en vez de Indiana Jones. Porque mi ego diría algo relevante a los insectos y no vería la maravillosa metáfora del templo de la perdición. Hace unos días comencé a distinguir cuando el ego alza la voz para llamar la atención, grita fuerte exige vigilancia y lo ignoro para volverlo loco. Entupido ego, queriendo el centro siempre. Quiero que mi centro sean esas pequeñas cosas que pasan sin desearlas, cosas que sorprenden un día de humo por la quema de pastizales, esas cositas que hacen que el corazón se detenga por dos segundos y las rodillas tiemblen para no poder acercarme a la charla que vi sin querer verla y en ese momento lo único que quería era verla. Esas pequeñeces que nadie sabe explicar y mucho menos el ego.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

sobre el templo de indiana podria entrar a la extrana hipotesis de que todos en algun momento hemos sonado con ser "el explorador", y la lucha contra el ego suele ser parte de nuestra aventura, mientras descubro un poco de tu aventura, preparo hamburgesas y John Coltrane me acompana esta mana, buenos dias Indie Jones, Keanu Reeve o quien quieras personificar, te quiero mucho mi chica de la pelicula! un besote desde lejos!

Aldoux dijo...

Lindo. Creo saber quien eres aunque no dejes nombre. Me encanta tu anonimato. Sigue asi.

Uncle Greg dijo...

Leí esto y te quise encontrar pero ya te fuiste a dormir! NO QUIERO QUE TE ESCAPES.
un comentario anonimo me confunde...
necesitamos hablar.. de ego a ego.

te quiero amigo aldoux, espero mañana podamos vernos!