Soy una amante de los disfraces y mi guardarropa rebosa de muchos atuendos bizarros. El año pasado, use un traje de mecánico para ir a clases, fue gracioso, unas personas lo amaron y otras lo odiaron. Todo es tan relativo: gustos, ropa y mundos. Y sí.
Cada cabeza es un mundo y mi mundo tiene muchos elefantes rosados y salchichas voladoras.
Pero. Ahora estoy intrigada, por el mundo del juguete, ¿cómo alguien, vive en él mundo del juguete? San Nicolás, dicen unos; los neuróticos dicen que payasos y esa persona que he visto desde siempre… ahora sé donde vive.
Su “mundo de juguetes”. Tan fortuito y natural, ocurrió lo que tenia que ocurrir. Aunque, yo en mi sub-conciente tenía conocimiento de todo, pero quise ignorar esas visiones tontas de mi cabeza.
Fue lindo, liberante y excitante.
Y me gusto. Mucho.
Lo único triste, es el final. Nunca nos volveremos a ver y nunca nos volveremos a besar. No soy su tipo de mujer pero, él si es mi tipo de hombre ó mejor dicho niño, si, niño. Diecinueve añitos, esos dulce diecinueve, donde todo es lindo y los ¿por qué? de la vida no agobian la existencia.
Me doy cuenta que estoy en problemas, con veinticinco años y ya me pregunto todo. ¿Qué me pasara a los treinta?, moriré con la lógica absurda que se crean todos, en la mente. Mejor dicho los paciente psiquiátricos. Que nunca se me olvide, los jugos de la cabeza, están presente en todo momento y en todos los pacientes.
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Y.
El final, no fue feliz, solo triste. Una fantasía, inanimada en mi sien. Un sueño que fue real por unas horas, solo porque vestía de Betty Boo.
No soy Betty Boo, pero quiero serlo para así poder ir, a tu mundo de juguetes.
1 comentario:
Ya entraras en mundos mejores... no desesperes... El mundo lo construye uno... no permitas que otros te impongan sus mundos...
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