domingo, octubre 12, 2008

El jueves mi nombre fue Minerva.


Autorretrato por Vincent

Un libro exquisito, que transmite la pasión y locura de un prisionero de sus deseos. Fue tan intenso en su labor y ni el lo reconoció.
Le costo la vida y razón, pero si todo tendría que pasar otra vez, elegiría igual.
Me llenaste de ternura, mis ojos se humedecieron en tu nombre, Vincent. Lloro de amor y alegría, te amo sin haberte conocido y hoy te extraño más que nunca.

Fragmentos de las últimas cartas desde la locura por Vincent Van Gogh.

19 de marzo de 1889

- Me regañan por lo que he fumado y bebido; bueno, pero ¿qué quieres? Con toda la sobriedad, no me producen más que nuevas miserias.

24 de marzo de 1889


- El doctor Rey dice que en lugar de comer suficiente y regularmente, me he sostenido, sobre todo, con café y alcohol. Admito todo esto; pero, ¿quedará como cierto que por conseguir la alta nota amarilla que he logrado este verano, me ha sido indispensable empinar un poco el codo? Finalmente, el artista es un hombre de trabajo y no será el primer papanatas llegado quien vaya a vencerle. Es preciso que yo sufra la prisión o el manicómio.

3 de mayo de 1889

- Pero en fin, suceda lo que suceda y en cualesquiera circunstancias ésta es una cosa que puedo conservar mucho tiempo como ocupación; y es cierto modo hasta podría llegar a ser un medio de ganarme el pan…

25 de mayo de 1889


- Por ejemplo, el arte egipcio lo que lo hace extraordinario ¿no son esos serenos reyes calmos, sabios, dulces y buenos, que parecen no poder ser otra cosa que lo que son eternamente: agricultores adoradores del sol? Así, los artistas egipcios, que tenían una fe y trabajaban por sentimientos e instinto, expresan todas esas cosas inefables: la bondad, la paciencia infinita, la sabiduría, la serenidad, por medio de ciertas sabias curvas y proporciones maravillosas. Quiero decir una vez más que cuando la cosa representada y la manera de representarla concuerdan, el todo tiene estilo y permanencia.

Septiembre de 1889

- Por otra parte, es tranquilizante que, por ejemplo Voltaire nos permita la libertad de no creer absolutamente en todo lo que imaginemos.

Septiembre de 1889

- …¡La diferencia entre la felicidad y la desdicha! Ambas son necesarias y útiles, y la muerte o la desaparición… es tan relativo, y la vida también.

Entre Octubre y Noviembre de 1889


- Cuanto más se normaliza la salud y más capaz siento la cabeza de razonar fríamente, más me parece una locura, una cosa totalmente contra la razón pintar, que nos cuesta tanto y no reporta nada, ni siquiera el precio de costo.

Después del 22 de Diciembre de 1889


- Las ideas relativamente supersticiosas que aquí tienen acerca de la pintura me ponen a veces más melancólico de lo que podría decirte, aunque en el fondo siempre es un poco cierto que un pintor como hombre está demasiado absorbido por lo que ven sus ojos y no domina el resto de su vida.

29 de abril de 1890


(Un artículo sobre Vincent apareció en “Le Mercuer de France” de enero de 1890 y escrito por Albert Aurier)
- Sus notas sobre mí se engañan, puesto que realmente me siento demasiado entristecido para poder enfrentarme a la publicidad. Hacer cuadros me distrae; pero si oigo hablar de ellos, me causa una pena que él no imagina.

Mayo de 1890


Mi querido Théo:
Una vez más te escribo para decirte que la salud sigue andando bien, sin embargo me siento un poco descuajeringado por esta larga crisis y me atrevo a creer que el cambio proyectado me refrescará las ideas.

El 27 de julio de 1890, Vincent se pega un tiro en el pecho, en pleno campo. Dos días más tarde muere. Su última carta no se sabe la fecha de escritura exacta, fue encontrada sobre sí, el 29 de julio, día que falleció.

- Pues bien, mi trabajo; arriesgo mi vida y mi razón los marchands de hombres, que yo sepa; y puedes tomar partido, me parece, procediendo realmente con humanidad, pero, ¿qué quieres?

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