domingo, mayo 11, 2008

Pinta Colores


Hace unos días en medio de hojas blancas con dibujos aberrantes decidí no dibujar más paisajes comunales, sino situaciones de morbo o fetiches puros. Comenzar desde el núcleo para después darle una forma. La primera fue golden shower, muy tradicional entre las aberraciones. Y mostrando el pequeño cuaderno a una futura amante que en ese momento no sabía que iba a ser amante pensé en voz alta: dibujo travestís y mujeres con grandes penes. Y ella amablemente en voz baja: también mujeres con tu corte de pelo y siempre amordazadas. La charla quedo pasmada y seguí viendo el pequeño cuadernito Rivadavia. Hablamos de todo un poco pero la timidez de ella y mis ganas de no hablar ayudaron, yo escuchaba la música de Chemical Brothers mientras de re ojo veía su pelo y el pendiente largo solo en una oreja. Ella pregunto sobre mi resfriado y yo entre cigarro y cigarro repetía: no debo fumar. Cuando termino el CD propuse ir a dormir y le ofrecí un pijama, acepto y saque una bonita, la de cerecitas como si estuviera con mi hermana me desvestí en su presencia, para provocar un poco aunque en mi mente desistí de cualquier encuentro sexual debido a mi condición y las enormes cantidades de Vic en el pecho, boca y frente. Al acostarnos en la enorme cama me tendí boca arriba en pose shabasana evocando al Yoga para relajarme y conseguir una buena respiración. La latita de Vic en mi mano izquierda, con la derecha me desabotone en la oscuridad y comencé a frotarme el pecho, necesitaba expandir mi caja toráxica sentía que mis bronquios se cerraban y precisamente esa noche con una hermosa en mi regazo. Ella se corría en leves movimientos casi imperceptibles, al principio no los note, estaba pendiente de mis bronquios y mi paupérrima nariz. Ella seguía aproximándose y con la punta de sus pies rozo los míos, esa fue la primera vez que lo note, inquietas las dos ella por la indecisión y yo por el resfriado, me levante a toser y tomar agua fresca del grifo, volví a la cama y pregunte:

- ¿Estas dormida?
- No, ¿te sientes bien?
- Me esta costando respirar.
- ¿Desde cuando estas resfriada?
- Una semana más o menos, pero hoy se me puso peor. ¿Te molesta el Vic?
- No. (sonríe)
- Parezco una abuelita con olor a Vic.

Silencio y la proximidad siguió, en ese momento me arriesgue y con Vic en mi pecho y labios, la bese, ella correspondió. Estoy segura de no haber dado el primer paso, ella no lo hubiera hecho, por a su timidez. Esa timidez que me cautivo linda e inocente.
Hacer el amor por primera vez nunca se me había resultado tan cariñoso y tierno hasta esa noche. Con caricias suaves a punta de dedos de uñas cortas. Y manos entrelazadas en las melenas negras de las dos. Mi cabello es largo y con flequillo, lleno de rizo. El de ella era corto, totalmente lacio, negro, hebra gruesa y con una soltura y suavidad incomparable. Nuestros olores se pudieron sentir ella se enternecía con mi enfermedad y mi respiración a forma de ronroneo de gato, tocaba mi pecho desnudo y decía: pareces un gatito ronroneando. Y una sonrisa salia de mis labios. Sí, fui un gatito esa noche y ella era otra gata, más tímida. Que con paciencia la atraes y le acaricias por debajo de la nuca. Mi respiración se sincronizo con la de ella y después de horas, su pecho contra el mío nos dormimos abrazadas, placidamente mi cabeza sobre su clavícula y dormí y dormí hasta la mañana siguiente, donde continuamos haciendo el amor con la luz tenue del alba. Ella debía ir a trabajar y cuando sonó el despertador las dos ignoramos y seguimos acariciándonos hasta llegar a esa letra del abecedario que es igual que la del Gato.

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