jueves, mayo 01, 2008

Me gustaría verte para tomar vino blanco y tu vino tinto.


Sin nombre
by: Egon Schiele

Hace algunas noches probé mis impulsos. Por primera vez me sentí a gusto siendo parte de algo, la primera reunión, la primera clase. Una casa llena de pinturas, lienzos volteados y música clásica de fondo pero no CDS, radio la emisora clásica. Durante tres horas trabaje en el color, primero me costo arrancar pero sin pensar en lo correcto y errado fluyo mejor. El maestro recordó mi nombre, mal pronunciado pero mi nombre. Con la gatita del estudio (Misha) jugué desde el primer momento y como es una costumbre con los amantes de gatos la plática de gatos se hizo imposible de evadir y yo no quise evadirla. Mi hipótesis de “cuando sea vieja alimentare gatos en las plazas” saco sonrisas y miradas de ternura hacia mis ojos y mis mejillas se tornaron rojas al igual que mis labios. Es lindo poder crear un delirio “soy amante de los felinos” así me hicieron llamarme y no dude en ningún momento. Continué con mi tarea de colores y a la hora de ver los, el maestro elogio el último, ese matiz de rojos y fuerza desprolija dijo, pero esa no es la consigna. Perfectamente esto podría ser un cuadro, esta hermoso, me gusta, pero quiero que sigas el camino del color, ábrete al color, prueba, equivócate y el color entenderás. Yo con una mirada fija trataba de entender lo que decía y fue cierto tengo que entregarme al color, a su fuerza, su matiz sentirlo, vivirlo. Me quede sentada sobre mis talones como si estuviera bebiendo te en una casa japonesa mientras el óleo tiza me manchaba los jeans de un verde limón de cuadros viejos del maestro. Mi mirada era de felicidad y admiración tengo una debilidad hacia los maestros y esta no fue la excepción, la forma de análisis, lo que se ve por los ojos es algo que la experiencia y practica solo dan. Ines la chica del frente jugando con Misha me miro y quiño los ojos a modo de amistad y después el maestro dijo: salimos a cenar ¿quiénes vamos? Fuimos cinco los otros tenían compromisos previos y yo solo contaba con diecisiete pesos en el bolsillo pero moría por seguir ahí no quería irme, asenté callada, seguí la manada hacia un pequeño restaurante en Constitución o San Cristóbal no estaba segura de la zona. Al ver el menú no vi los platos sino los precios y todo lo que costara doce pesos o menos era lo que leía y decidí por una tortilla de cebolla lo mas barato del menú; diez pesos, el maestro me dijo amablemente pide algo rico acá hacen unos sorrentinos deliciosos pero mi vergüenza al no tener dinero hablo y dijo no, mejor una rica tortilla de cebolla y el me recomendó la española: tiene chorizo colorado y yo pregunte:
- ¿chorizo colorado?
- Si, uno muy rico. Pide esa.
Sonreí y cerré un ojo a modo de aprobación, me fije en su precio y solo costaba cuatro pesos mas. No estaba tan mal. No pedí nada de tomar y me ofrecieron vino, Norton clásico para todos. Preguntaron si quería gaseosa o agua con o sin gas y negué con una pequeña sonrisa tímida y todavía no hablaba mucho. Observé la conversación entre ellos y al pasar las horas tome un poco de confianza y participaba cuando lo ameritaba. La conversación se torno política la situación de la Argentina, el presidente o mejor dicho la presidenta y la pregunta a todos ¿por quién botaste? Unos rompieron la papeleta otro marcaron todos y otros a Cristina. Hablamos de Brasil, Venezuela y Panamá. Las dictaduras de Latinoamérica, mi participación fue mayor en ese momento porque me gusta el tema y conozco un poco pero sólo un poco. El maestro explico sobre los sindicatos y el gobierno de Meneen. Por momentos me perdía debido a mi ignorancia en muchos nombres y fechas pero me voltee para escuchar mejor la explicación y tratar de aprender algo nuevo. Lo que descubrí escuchándolo fue que Argentina esta mejor que la época de Meneen pero la distribución de riquezas cada vez es mas desigual, existe menos clase media y mas clase rica y miserable, mas familias en las calles pero el barrendero sigue ganando tres mil pesos gracias al sindicato de trabajadores. Y pregunte: ¿Qué tienen de malo los sindicatos? A caso ellos no protegen un poco los intereses de los trabajadores y obreros. La respuesta fue positiva pero como todo en la vida, tiene sus pros y contras. Dijo que lo creo Perón en su época y que a lo mejor Cristina se cree Evita pero eso no lo sabrá nunca porque no esta en la cabeza ni de Cristina ni de Evita. Ya pasada las doce yo seguía atenta a todas las explicaciones de Alfonsin y del peronismo que sigue estando vigente en este país aunque sea bajo otros nombres. Y uno de los alumnos dijo: ¿Nos vamos? Si no lo hubiera dicho a lo mejor todavía estuviéramos platicando en el pequeño restaurante sino de Perón de otro tema. A la hora de la cuenta tuve mucha vergüenza, contaba con diecisiete pesos y debíamos poner 25 cada uno por el tema del vino y las acelgas que no sabía que eran hasta probarlas por primera vez en la cena. Yo con voz baja dije al maestro: sólo llego a diecisiete. No te preocupes dijo y se los di. Ya en el estudio le había pedido disculpas porque recién podría pagarle hasta mediados de mes. Que problema el dinero que gira en torno a todo. Saliendo con mucho frío comenzó el dilema de la pronunciación de mi nombre con Y o con G yo preferí que me dijeran en español: Juanita y todos rieron. Unos iban a Palermo otros a San Telmo y yo a Boedo. El me acompaño a la parada y me explicaba como volver el otro miércoles en el noventa y seis. Nos despedimos con un beso y un “nos vemos el miércoles, ciao”.

1 comentario:

FA dijo...

me gusta tu escrito y me gusta egon