viernes, octubre 12, 2007

Sueños pardos, mariposas plateadas y escaleras doradas.

Te miro miles de veces y no veo, sacudí mi sien pensando. Pero tú, hombre de la caja sólo lastimas mis vibras plateadas. Ayer te dije que quería ver tus ojos, no entendiste y tocaste mis manos por debajo de la mesa. OH, hombre de la caja, que me asustas con tus grandes manos.
Visión sublime de un sueño dorado que espera por vos. Y cuando las fantasías me inundan mis labios se humedecen de fervor. OH, hombre de la caja, tan inexperto e interesante resultaste ser. Ahora no puedo distinguir entre cinco años o cinco días.

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