Hoy hable con un bioquímico antes de despertarme.

Algunas veces el sueño llega de formas extrañas. Hay noches que no notas su llegada, pero en otras lo invitas a pasar y no pasa.
Dice un profesor mío, mejor dicho ex-profesor: cuando no pasa nada, no pasa nada y cuando pasa algo, pasa algo. La frase en sí, es mala no tiene sentido ni forma, pero en el momento que la escuche por primera vez una carcajada invadió mi estomago reventando en mi boca. Que idiota, pobre ex-profesor. Todavía lo veo y lo saludo efusivamente, dicen que su clase no fue la mejor pero quien soy yo para juzgar una clase.

Esta noche pasó algo, dormí placidamente y soñé. Tuve un sueño extraño, me casaba con un vestido blanco y una familia de por medio. Muy extraño.
Conocí a mi futuro esposo en un colectivo, no estoy segura, fue confuso y rápido. El amor surgió de la nada. Cito la frase de mi ex-profesor: cuando pasa algo, pasa algo.

En dos segundos conoció a mi familia, amigos y conocidos. Se hizo una fiesta y una cena. Las personas me felicitaban me alentaban y me daban consejos insulsos para el matrimonio. Datos para la primera noche, la primera cena y los primeros hijos.
Volteé mi rostro y no lo vi más. Había desaparecido de mi sueño, trate de llamarlo pedí un celular busque su numero y no lo encontré me faltaba un digito, extraño. Cuando puede llamar me cuestiono, me reto y no podía recordar su nombre ni su cara, como si nunca lo hubiera visto jamás.
Abrí los ojos, volví a cerrarlos quería recordar un nombre: Leo, Raúl, Mario no era ninguno. Su rostro ¿cómo era? Todo se había borrado.