
Seis de la tarde despierto, garganta congestionada, frío por la ventana, en el fondo sonido de un drama, vueltas y vueltas dentro de la sabana.
Levantarme, salir, no existir.
Durante mi espera siento algo en mis extremidades.
¿Qué es?
Cuatro lados, blancos vientres y peluche de nieve.
Con su vida y energía me inyecta.
Sonrisa en el rostro,
frío negativo que entra en mi pupila,
ella,
en mi mente sucia está.
Nunca pido un deseo,
ayer pedí tres,
dos dedicados a ella,
uno solo a mí,
no quiero darle un minuto más, tengo que sacarla y no olvidarla.
Es mi panal dulce y suave que la llama,
en medio de ese alambrado delgado y lejos como el infierno.
Quiero verle pero no le veo,
de ahora en adelante solo me propongo no verle.
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