
Un viernes que parece domingo, un día únicamente para jazz, comenzó con Miles, siguió Coltrain y prosiguió Corea para llegar a la voz de terciopelo azul de Billie. Amor que derrama la melodía mientras cruza el aire hasta mis oídos, hoy quiero vivir en Alabama y Paris con Holiday.
Mientras suena el saxo recuerdo mi domingo siendo viernes, hoy estoy feliz, tranquila y exhausta, mi año termina y los deberes están todos cumplidos, sólo queda disfrutar y descansar junto a Billie y su voz de terciopelo azul.
Mi semana de vacaciones, voy a poder no bañarme el domingo y leer aquel libro de Roubiczek que postergué esta semana de trabajo y finales. “El existencialismo” se llama, cuando lo compre por cinco pesos, no sabia porque compraba un libro de ese tipo, la curiosidad me invadió, sólo había escuchado esa tendencia en los góticos suicidas que no le encuentran sentido a la vida, y para ironías lo leo cuándo más sentido le encuentro a la vida. No es tan redundante, ni tan depresivo en los por qué de la vida y la existencia, sólo te sugiere las teorías a un modo superficial y en el capitulo que voy de Kierkegaard lo único que odia él, es la religión impuesta por los judíos que ahora evoluciono a católica. ¿Por qué bardiar una religión a costa de explicar una teoría? No quiero juzgar, pero se me es imposible no hacerlo y yo que no soy muy religiosa que digamos. Pero, hundiendo al “enemigo” no consigue más que una victoria a costas de malos dichos. No sé si alguien entienda mi punto, de todas formas no importa si alguien entiende los puntos insulsos del existencialismo en un libro de segunda mano a cinco pesos.